domingo, 27 de diciembre de 2009

Las revelaciones de cómo los chilenos viven y sienten la cultura

(ENCUESTA DE EL MERCURIO)

Aunque no lo crea, esta encuesta no se refiere a candidatos ni los porcentajes elucubran sobre los votos de MEO. Las números, en cambio, hablan de hábitos y gustos culturales, de opiniones urbanas, de escritores preferidos y de una variopinto cuestionario vinculado a nuestra cultura.

Equipo ?Artes y Letras? Nuestra superioridad literaria: el efecto internacional

Mucho antes de los tratados de libre comercio y de ser considerado un país competitivo en términos económicos, Chile ha salido al mundo con una imagen que nos acomoda y nos enorgullece, la del "país de poetas". Cómo no, si ninguno de nuestros vecinos latinoamericanos, por ricas que sean sus literaturas, ha conseguido dos premios Nobel de Literatura. Nos importa cómo nos ven desde afuera, y, en ese sentido,Pablo Neruda ha sido nuestra más segura carta de presentación. Es tal su popularidad, que sus versos son memorizados incluso por quienes no han leído sus libros. Un contundente 43,8 % lo considera por eso el escritor chileno más importante . Menos popular y menos leída, Gabriela Mistral alcanza de todas maneras un segundo lugar con un 17,7%. También la paridad de géneros es una tendencia internacional, pero si hay algo que nos asegura su importancia es que la hayan reconocido con el Nobel. Un argumento que incluso convenció a quienes decidieron darle el Premio Nacional. Pero los tiempos parecen estar pasando para la poesía y lo que hoy tenemos es una narradora viva que nos sigue dando fama internacional y a quien el 10,4 % reconoce como la escritora chilena más importante, Isabel Allende. Más abajo, Nicanor Parra (2,3 %), Manuel Rojas (1,8 %), Vicente Huidobro (1,2%) y José Donoso (1,1 %). Nuestro orgullo patrio se mide en gran parte por la imagen que nos devuelve el espejo del mundo. En materia de escritores, el criterio se aplica a la perfección.

Espejito, espejito, ¿cuál es la ciudad más bonita?

Pocos saben que la ciudad de Valdivia fue invadida hace siglos por los holandeses, quienes tenían un ambicioso proyecto para forjar allí un foco comercial y de hostilización a los españoles. La expedición desembarca en la costa valdiviana en 1643, pero finalmente sólo permanece allí durante algunos meses, a raíz de la falta de víveres y las dificultades con los indígenas. Valdivia siguió siendo española y luego de la gesta de Lord Cochrane, chilena. Y hoy los encuestadas por "El Mercurio-Opina", ante la pregunta ¿Cuál es la ciudad más bonita de Chile?, escogieron a esta ciudad de ríos y humedales como la más bella del país, con un porcentaje de 14,5%. Bastante cerca figuran las opciones por Viña del Mar (12,4%) y Valparaíso (9,1%). Más atrás, curiosamente, viene Santiago, con un 8,9% (ojo que los que votaron fueron santiaguinos, lo que da para pensar sobre nuestra vilipendiada capital), La Serena (8,0%) y Puerto Varas (7,6%). Luego se da una gran dispersión, con menciones tan variadas como Puerto Montt, Iquique, Temuco, Frutillar y Punta Arenas.

Retrato del chileno: sus defectos y virtudes

Observadores extranjeros comentan que en este país estamos obsesionados por nuestra identidad. Perseverando en esta obsesión, consultamos cuáles eran los principales defectos y virtudes del chileno del 2009. No hubo un defecto que arrasara -¿nos cuesta verlos?-, sino que el cuadro de honor de nuestros pecados capitales incluye las menciones de flojo (15,9%), mentiroso (15,8%), impuntual (14,7%), irresponsable (12,8%) y chaquetero (9,8%) . También aparecen -aunque con cifras menores al 5%- características como apocado, racista, inculto, deshonesto y triste.

En cuanto a nuestras virtudes, arrasa el rasgo de "hospitalario" (29,6%) , pese a las quejas de muchos inmigrantes sobre la poca apertura del chileno, que en las reuniones sociales suele sentarse con los viejos amigos de colegio y de allí no se para más. Entre nuestras virtudes también se mencionan el ser trabajador (25,8%), lo que constituye un resultado curioso, si se lo confronta con la considerable mención de la flojera entre nuestros defectos (parece que las visiones sobre nuestra laboriosidad están divididas...). Generoso (15,4%), solidario (3,2) y astuto (3,0%), son otras de las cualidades enumeradas. Pero entre nuestras gracias, nada supera, según los encuestados, al "cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero...".

¿Qué se lee cuando se lee?

Que a los chilenos nos gusta leer novelas, cuentos y, en tercer lugar, historia y ciencias sociales es un resultado que necesita de una aclaración anterior. Y es que un alarmante 57,3% no ha leído ni siquiera un libro en los últimos doce meses . Es decir, partimos de la base real de que ese universo que divide sus preferencias entre uno y otro género literario corresponde sólo al 42,7% de los encuestados. ¿Acaso no sabemos que los libros son tan caros que impiden el acceso a ellos de más de la mitad de la población? El argumento está al alcance de la mano y es difícil no tentarse con él. Pero que esa mitad no haya leído un libro en un año significa que en su casa no encontró ninguno que le despertara la atención o, lo que es peor, que no encontró ningún libro. Significa también que no se le ocurrió pedir uno prestado a un amigo o pariente. Y que tampoco lo pidió en una biblioteca. Si no es problema de precio -las librerías de viejos también son buena opción-, la falta de tiempo puede ser otro gran argumento, pero igualmente rebatible. La pregunta de fondo es, quizás, en qué lugar de nuestros intereses hemos puesto al libro y a la lectura, y cuánto confiamos en ellos como vehículo de entretención y conocimiento.

Soñar con ser artistas

Ante la pregunta de si ha realizado alguna actividad artística por sí mismo en los últimos doce meses , sólo el 12% responde afirmativamente. El desglose de esa cifra indica que un 32% dice haber pintado o hecho escultura; un 22% ha realizado manualidades; un 25% ha bailado o participado en alguna coreografía; un 24% ha tocado un instrumento o cantado; un 19% ha escrito narrativa, cuento o poesía, mientras que el 17% participó en una obra de teatro. ¿Somos un país de artistas o definitivamente no tenemos interés en cultivar la belleza? Curiosamente, el guarismo es casi igual (12,6%) cuando se les pregunta a los encuestados si han asistido a algún curso de tipo artístico o cultural . Ello puede indicar que las personas que pagan un curso para aprender alguna habilidad, coinciden con aquellos que ejercitan en sus casas. Y el desglose es similar: un 44% toma cursos de pintura y manualidades; un 24%, de baile o danza; un 23%, de canto o instrumentos musicales. Diferente es el caso de los cursos de literatura (5,2%) y de teatro (7,8%).

La Moneda y la Catedral: los emblemas de Santiago

El sufrido arquitecto Joaquín Toesca -quien afrontó, entre otros contratiempos, que su escandalosa esposa lo tratase de envenenar con un plato de espárragos- estaría satisfecho con las respuestas a la pregunta ¿Cuál es el edificio público más bonito de Santiago? Dos obras en las que participó este arquitecto italiano puntean la encuesta. La mayor votación la obtiene el Palacio de la Moneda (29,7%), seguida por la Catedral de Santiago (20,9%) . En los diseños de ambas estuvo Toesca, cuyo legado de rasgos neoclásicos dejó un sello profundo en la ciudad de Santiago (aunque la catedral tuvo varias intervenciones posteriores). Tras las dos obras de Toesca, las menciones se dispersan. Aparece la iglesia de San Francisco (4,9%), la Estación Mapocho (4,7%), el Templo de Maipú (4,0%), la Escuela Militar (3,9%), el Palacio de Bellas Artes (3,2), la Biblioteca Nacional (2,6%), el Club de la Unión (2,1%), la Municipalidad de Santiago (1,7%) y hasta la Torre Entel (1,4%), entre otros edificios.

El séptimo arte es el primero

Se puede partir por el final: un 8% de los santiaguinos admite que nunca ha ido al cine y un 47% no va hace más de un año. No en todas las comunas hay una buena oferta de salas, eso les niega el panorama a muchos que no están dispuestos a trasladarse de comuna para ver una película. Pero el 40% que sí dice haber asistido, por lo menos una vez, revela que el cine sigue siendo la actividad que más interesa y entretiene a todos. Es el arte con vocación de masas por excelencia . Aunque en la palabra "arte" aquí cabe de todo. (Dato curioso: un porcentaje similar afirma haber leído por lo menos un libro en el último año: 42, 7 por ciento.)

Los recitales de música tienen también muy buena acogida, teniendo en cuenta que suelen ser más caros que ir al cine: un 24, 4% de los encuestados asistieron en el año a un recital.

El amor en tiempos de encuesta

De las numerosas vertientes de Neruda, es la del poeta enamorado la que consigue el máximo de preferencias a la hora de elegir el libro chileno más importante . Aunque la dispersión es evidente, "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" conquista el primer lugar con un digno 11,4% . Un poco más abajo, "La casa de los espíritus", de Isabel Allende, con 10,9%; y luego, "Martín Rivas", de Alberto Blest Gana (5,1%), y "Gracia y el forastero" (4,7%), de Guillermo Blanco. Convengamos en que todas son lecturas escolares que seguramente han marcado a varias generaciones, pero es curioso que los cuatro primeros lugares se los lleven estos libros que hablan del amor juvenil, en el que siempre conviven, más o menos equilibradamente, el romanticismo y la fuerza arrebatadora de los sentidos. Amor entre seres en apariencia impares, por su posición social o familiar, pero que gracias a él se sienten capaces de transformar el mundo. Y a veces lo logran; otras, la tragedia se impone. ¿Nos sentimos reflejados los chilenos en estos libros? ¿Añoramos el fuego de la juventud? Para quien quiera especular sobre el tema, un dato más: los siguientes lugares los ocupan "Adiós al séptimo de línea", de Jorge Inostroza (4,4%), y "La Araucana", de Alonso de Ercilla (4,0%). Y más abajo: "Hijo de ladrón", de Manuel Rojas (3,6%), "Historia de Chile", de Francisco Antonio Encina (2,4%), "Poemas y antipoemas", de Nicanor Parra (1,5%), "La isla bajo el mar", de Isabel Allende (1,4%).



Mi barrio y el acceso a la cultura

Un "centro cultural" es el anhelo mayoritario de los santiaguinos (24,1%) cuando se les pregunta ¿Qué le falta a su barrio para tener más posibilidades culturales? La positiva experiencia de algunos espacios de la capital, como los exitosos "cafés literarios" de Providencia, puede tener que ver con ese deseo. Pero más que esa respuesta -más o menos lógica-, sorprende la opción que ocupó un importante segundo lugar. Antes que solicitar una biblioteca, un teatro o un cine, un 19,7% de los santiaguinos pidió, para que su barrio tuviera más cultura, una plaza . Tal cual. La vieja plaza que trazaron los españoles siguiendo las leyes de Indias, ese lugar de encuentro en el barrio -tan olvidado durante décadas por quienes trazaban conjuntos habitacionales- ha demostrado en el último tiempo su vitalidad como espacio social y de esparcimiento. Las plazas hoy acogen desde presentaciones masivas de Cascanueces y conciertos de Pavarotti hasta el grupo de teatro infantil que alegra a los niños un sábado en la mañana. Y la gente parece valorarlo. Más atrás figuran opciones como una biblioteca (12,4%) y un parque (12,1%), lo que comprueba que los espacios verdes también se han posicionado como lugares de alta convocatoria y valoración para festivales de cine, ferias del libro, conciertos masivos y otras actividades culturales.




Nos gusta que la cultura sea entretenida

Definitivamente, a los santiaguinos nos gusta salir de la casa para entretenernos - nada nuevo bajo el sol-, y si vamos a espectáculos culturales, la tendencia es la misma. El 67,9% afirma que lo hace por este sano y antiguo motivo. Eso puede explicar que la industria del entretenimiento esté moviéndose con fuerza hacia el mundo de la cultura no sólo en el cine, que es evidente, sino también en el ámbito de los grandes museos, por ejemplo, donde las presentaciones de las muestras son cada día más elaboradas y están pensadas para un público no muy distinto del que asiste a un concierto de música pop . Pero no hay que despreciar de ninguna manera a aquel 29,4% que afirma con sinceridad y compromiso que asiste a actividades culturales "porque les permite ampliar su cultura ". ¡Tal vez ésos son los imprescindibles! En una pregunta que admitía marcar más de una opción, también destacan aquellos que buscan la diversidad cultural: el 11,7% dice que lo hace porque le permite "conocer otras maneras de pensar y de vivir". Mención honrosa merecen aquellos (3%) que lo hacen para "sentirse felices".




Preferencias en TV cultural

La cultura en nuestra televisión ha tenido una vida llena de valles, algunas cimas y muchas depresiones. Lo que se desprende de la consulta sobre programas culturales preferidos en la TV es que la audiencia conoce de formatos y que el género documental es el que despunta bajo la elástica y difusa etiqueta de "programación cultural". Lo que se espera no son las recreaciones o transmisiones de formatos ajenos -transmisión de ópera, grabación de entrevistas que podrían ser radiales-, sino la producción audiovisual con un contenido que acerque a la audiencia a temáticas que le hablen o evoquen relatos sobre su entorno (las preferencias por documentales de la geografía física y humana de Chile y por reportajes sobre identidad suman 60,1%) El cable puede suplir esa demanda sólo parcialmente. Gracias a la televisión de pago hay acceso a programas extranjeros de factura impecable, pero naturalmente sin contenidos locales.

Las producciones existen, han existido y aumentado gracias a los fondos públicos concursables y al talento de directores y productores. Desde "La tierra en que vivimos" hasta "Chile íntimo", las reflexiones en torno a la identidad han sido abordadas en muchos casos de forma memorable. El documentalismo en Chile está en auge, lo que hace falta son pantallas de exhibición. Los argumentos de la televisión abierta para arrinconar y eliminar espacios consagrados a las producciones de sello cultural han sido comerciales. Lo que se espera en un futuro cercano con la televisión digital de libre recepción es que las nuevas señales den cabida a esas producciones, y cumplan con la demanda de un importante sector de la población.




Queremos tanto a Isabel Allende

El paso de Isabel Allende por nuestro país para promocionar su más reciente novela quizás hacía innecesaria esta pregunta: ¿Cuál es el escritor chileno actual que más le gusta? Los tumultos que provocaron sus firmas de libros y sus presentaciones en público, así como el cariño y la admiración que despertó a su paso, ya podían adelantarnos la respuesta. Pero si eso no era suficiente, bastaba con mirar la lista de libros más vendidos y comprobar que "La isla bajo el mar" ya lleva 18 semanas en los primeros lugares (40 mil libros ejemplares vendidos). Pero hicimos la pregunta, eIsabel Allende, cómo no, concentró el 31,6% de las preferencias . Mucho más abajo, Pablo Simonetti logró un 3,8%, seguido de cerca por Marcela Serrano, con un 3,3%. También fueron mencionados Hernán Rivera Letelier, Jorge Edwards, Alberto Fuguet, Roberto Ampuero y Antonio Skármeta, quienes se distribuyeron entre el 2,6 y el 0,9%.




Datos técnicos

Universo de

la encuesta: Residentes del

Gran Santiago.

Tamaño muestral:

600 unidades,

con distribución proporcional por comunas y aleatorio.

Margen de error:

4 por ciento.

Método: encuesta

en hogares a personas mayores de 18 años.

Tasa de respuesta:

89,5 por ciento.

¿Poco público en las artes visuales y el teatro?

¿Está en crisis el arte contemporáneo? ¿O el problema es la seguridad ciudadana? ¿ Qué explica que sólo el 16,8% de los santiaguinos haya decidido asistir a exposiciones de artes visuales en los últimos doce meses? El desplazamiento por la ciudad ha mejorado; hoy son muchos los habitantes que salen de su comuna todos los días y tienen oportunidad de pasar por museos y galerías cuya entrada es gratuita o no supera los 500 pesos. Aunque mirando los resultados en números absolutos, tal vez no sea una cifra tan negativa, pues se trata de aproximadamente un millón de personas del Gran Santiago las que asistirían a las exposiciones de pintura, escultura o fotografía.

Tampoco al teatro le va muy bien: el 82% declara no haber ido al teatro en el último año , aunque también el 17,3% que responde afirmativamente la pregunta representa una cifra cercana al millón de personas. La asistencia a espectáculos de danza, en cambio, es sólo del 9,8 por ciento en los últimos doce meses.


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