viernes, 30 de octubre de 2009

Bachelet establece día del ejecutado político

La presidenta Michelle Bachelet estableció el 30 de octubre como el día del ejecutado político como homenaje a las "víctimas de la intolerencia y de la violencia" durante la pasada dictadura militar.

En una ceremonia en la que estuvieron presentes familiares de víctimas de la represión desatada por el régimen (1973-1990) del general Augusto Pinochet, la mandataria firmó el decreto que establece el día del ejecutado político. Durante la dictadura hubo 3.197 víctimas de la represión de las fuerzas militares que derrocaron al presidente Salvador Allende. Unos 1.200 de ellos son detenidos desaparecidos.

Al exponer las razones que tuvo su gobierno para dictar el decreto, Bachelet resaltó la necesidad de "conservar viva la memoria de lo que nos pasó como sociedad, para que las nuevas generaciones asimilen las lecciones de nuestra historia y hagan el compromiso moral de impedir que la sociedad chilena cometa los mismos errores y los mismos horrores".

Añadió que para las "víctimas de la intolerancia y la violencia" el homenaje "es una forma de restablecer su dignidad y su honor, muchas veces mancillado por las mentiras que se acompañó al ocultamiento de los crímenes".

La mandataria chilena dijo que tras la restauración de la democracia en 1990 los cuatro gobiernos que han regido a este país han hecho del esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos uno de los ejes de su gestión.

"Verdad, justicia y reparación han sido los pilares de la acción de sucesivos gobiernos democráticos frente a los crímenes de la dictadura", afirmó.

Apuntó luego que "hemos acometido esta tarea sin espíritu de revancha ni de sectarismo, sino como un deber moral, ético, político y social".

Bachelet y su madre Angela Jeria fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos y su padre, el general de aviación Alberto Bachelet, murió encarcelado como consecuencia de las torturas que sufrió por su colaboración con el gobierno de Allende.

La mandataria y su madre estuvieron encarceladas en una cárcel de la policía secreta. Posteriormente debieron salir al exilio en Australia y en la antigua República Democrática

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